Parroquia Inmaculado Corazón de María
  Básicas
 

 Credo de Nicea - Constantinopla (Credo Largo)

"Creo en un solo Dios,
Padre todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra,
de todo lo visible y lo invisible.

Creo en un solo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios,
nacido del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios,
Luz de Luz,
Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado,
de la misma naturaleza del Padre,
por quien todo fue hecho;
que por nosotros lo hombres,
y por nuestra salvación
bajó del cielo,
y por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen,
y se hizo hombre;
y por nuestra causa fue crucificado
en tiempos de Poncio Pilato;
padeció y fue sepultado,
y resucitó al tercer día, según las Escrituras,
y subió al cielo,
y está sentado a la derecha del Padre;
y de nuevo vendrá con gloria
para juzgar a vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin.

Creo en el Espíritu Santo,
Señor y dador de vida,
que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo
recibe una misma adoración y gloria,
y que habló por los profetas.

Creo en la Iglesia,
que es una, santa, católica y apostólica.

Confieso que hay un solo bautismo
para el perdón de los pecados.

Espero la resurrección de los muertos
y la vida del mundo futuro.
Amén.
La Salve

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra.

Dios te salve.

A Tí clamamos los desterrados hijos de Eva,
a Tí suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.

Ea, pues, Señora Abogada Nuestra,
vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos,
y después de este destierro, muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.

Oh, clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María.

Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios,
para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.

Amén
Como rezar el Rosario

Para recitar el Rosario con verdadero provecho se debe estar en estado de gracia o por lo menos tener la firme resolución de renunciar al pecado mortal.

1. Mientras se sostiene el Crucifijo hacer la Señal de la Cruz y luego recitar el Credo.

2. En la primera cuenta grande recitar un Padre Nuestro.

3. En cada una de las tres siguientes cuentas pequeñas recitar un Ave María.

4. Recitar un Gloria antes de la siguiente cuenta grande.

5. Anunciar el primer Misterio del Rosario de ese día y recitar un Padre Nuestro en la siguiente cuenta grande.

6. En cada una de las diez siguientes cuentas pequeñas (una decena) recitar un Ave María mientras se reflexiona en el misterio.

7. Recitar un Gloria luego de las diez Ave Marías. También se puede rezar la oración de Fátima.

8. Cada una de las siguientes decenas es recitada de la misma manera: anunciando el correspondiente misterio, recitando un Padre Nuestro, diez Ave Marías y un Gloria mientras se medita en el misterio.

9. Cuando se ha concluído el quinto misterio el Rosario suele terminarse con el rezo del Salve Reina.
Oración de la mañana

Señor, en el silencio de este día que nace,
vengo a pedirte paz, sabiduría y fuerza.

Hoy quiero mirar al mundo con ojos llenos de amor.
Ser paciente, comprensivo, humilde, suave y bueno.

Ver a tus hijos detrás de las apariencias,
como los ves tu mismo,
para así poder apreciar la bondad de cada uno.

Cierra mis oídos a toda murmuración.
Guarda mi lengua de toda maledicencia.
Que sólo los pensamientos que bendigan permanezcan en mi.

Quiero ser tan bienintencionado y bueno
que todos los que se acerquen a mi sientan tu presencia.

Revísteme de tu bondad señor
y haz que en este día yo te refleje.

Amén.
Via Crucis

1ª Estación: Jesús sentenciado a muerte

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Sentenciado y no por un tribunal, sino por todos. Condenado por los mismos que le habían aclamado poco antes. Y El calla... Nosotros huímos de ser reprochados. Y saltamos inmediatamente...

Dame, Señor, imitarte, uniéndome a Ti por el Silencio cuando alguien me haga sufrir. Yo lo merezco. ¡Ayúdame! Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria...

2ª Estación: Jesús cargado con la cruz

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Que yo comprenda, Señor, el valor de la cruz, de mis pequeñas cruces de cada día, de mis achaques, de mis dolencias, de mi soledad.

Dame convertir en ofrenda amorosa, en reparación por mi vida y en apostolado por mis hermanos, mi cruz de cada día. Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria...

3ª Estación: Jesús cae, por primera vez, bajo el paso de la cruz

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Tú caes, Señor, para redimirme. Para ayudarme a levantarme en mis caídas diarias, cuando después de haberme propuesto ser fiel, vuelvo a reincidir en mis defectos cotidianos. ¡Ayúdame a levantarme siempre y a seguir mi camino hacia Ti! Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria...

4ª Estación: Encuentro con la Virgen

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Haz Señor, que me encuentre al lado de tu Madre en todos los momentos de mi vida.

Con ella, apoyándome en su cariño maternal, tengo la seguridad de llegar a Ti en el último día de mi existencia. ¡Ayúdame Madre! Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria...

5ª Estación: el Cirineo ayuda al Señor a llevar la Cruz

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Cada uno de nosotros tenemos nuestra vocación, hemos venido al mundo para algo concreto, para realizarnos de una manera particular.

¿Cuál es la mía y cómo la llevo a cabo? Pero hay algo, Señor, que es misión mía y de todos: la de ser Cirineo de los demás, la de ayudar a todos. ¿Cómo llevo adelante la realización de mi misión de Cirineo? Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria...

6ª Estación: la Verónica enjuga el rostro de Jesús

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Es la mujer valiente, decidida, que se acerca a Ti cuando todos te abandonan. Yo, Señor, te abandono cuando me dejo llevar por el "qúe dirán", del respeto humano, cuando no me atrevo a defender al prójimo ausente, cuando no me atrevo a replicar una broma que ridiculiza a los que tratan de acercarse a Ti.

Y en tantas otras ocasiones. Ayúdame a no dejarme llevar por el respeto humano, por el "qué dirán". Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria...

7ª Estación: Segunda caída en el camino de la Cruz

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Caes, Señor, por segunda vez. El Via Crucis nos señala tres caídas en tu caminar hacia el Calvario. Tal vez fueran más.

Caes delante de todos... ¿Cuándo aprenderé yo a no temer el quedar mál ante los demás, por un error, por una equivocación?. ¿Cuándo aprenderé que también eso se puede convertir en ofrenda? Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria...

8ª Estación: Jesús consuela a las hijas de Jerusalén

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Muchas veces, tendría yo que analizar la causa de mis lágrimas. Al menos, de mis pesares, de mis preocupaciones. Tal vez hay en ellos un fondo de orgullo, de amor propio mal entendido, de egoismo, de envidia.

Debería llorar por mi falta de correspondencia a tus innumerables beneficios de cada día, que me manifiestan, Señor, cuánto me quieres. Dame profunda gratitud y correspondencia a tu misericordia. Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria...

9ª Estación: Jesús cae por tercera vez

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Tercera caída. Más cerca de la Cruz. Más agotado, más falto de fuerzas. Caes desfallecido, Señor.

Yo digo que me pesan los años, que no soy el de antes, que me siento incapaz. Dame, Señor, imitarte en esta tercera caída y haz que mi desfallecimiento sea beneficioso para otros, porque te lo doy a Ti para ellos. Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria...

10ª Estación: Jesús despojado de sus vestiduras

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Arrancan tus vestiduras, adheridas a Ti por la sangre de tus heridas. A infinita distancia de tu dolor, yo he sentido, a veces, cómo algo se arrancaba dolorosamente de mí por la pérdida de mis seres queridos.

Que yo sepa ofrecerte el recuerdo de las separaciones que me desgarraron, uniéndome a tu pasión y esforzándome en consolar a los que sufren, huyendo de mi propio egoismo. Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria...

11ª Estación: Jesús es clavado en la Cruz

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Señor, que yo disminuya mis limitaciones con mi esfuerzo y así pueda ayudar a mis hermanos. Y que cuando mi esfuerzo no consiga disminuirlas, me esfuerce en ofrecértelas también por ellos. Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria...

12ª Estación: Jesús muere en la Cruz

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Te adoro, mi Señor, muerto en la Cruz por Salvarme. Te adoro y beso tus llagas, las heridas de los clavos, la lanzada del costado... ¡Gracias, Señor, gracias! Has muerto por salvarme, por salvarnos.

Dame responder a tu amor con amor, cumplir tu Voluntad, trabajar por mi salvación, ayudado de tu gracia. Y dame trabajar con ahínco por la salvación de mis hermanos. Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria...

13ª Estación: Jesús en brazos de su madre

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Déjame estar a tu lado, Madre, especialmente en estos momentos de tu dolor incomparable. Déjame estar a tu lado. Más te pido: que hoy y siempre me tengas cerca de Ti y te compadezcas de mí. ¡Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía! Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria...

14ª Estación: el cadáver de Jesús pueto en el Sepulcro

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Todo ha terminado. Pero no: después de la muerte, la Resurrección. Enséñame a ver lo que pasa, lo transitorio y pasajero, a la luz de lo que no pasa. Y que esa luz ilumine todos mis actos. Así sea. Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria...

Oración Final

Te suplico, Señor, que me concedas,
por intercesión de tu Madre la Virgen,
que cada vez que medite tu Pasión,
quede grabado en mí
con marca de actualidad constante,
lo que Tú has hecho por mí
y tus constantes beneficios.
Haz, Señor, que me acompañe,
durante toda mi vida,
un agradecimiento inmenso a tu Bondad. 

Amén

 

 
 
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